Cultura

TOMÁS BOBADILLA Y EL 28 DE FEBRERO DE 1844

Por Manuel Otilio Pérez Pérez

Especial OjaDiario

Eran las diez de la mañana del 28 de febrero de 1844, en Santo Domingo, República de Haití y el General Desgrotte no había recibido ninguna comunicación de parte de los insurrectos de la Puerta del Conde, porque estaban esperando el regreso desde Monte Grande del presidente Tomás Bobadilla, del vicepresidente Manuel Jimenes y de los otros acompañantes, para comunicarle en qué consistía esa reunión.

«Libertad o Muerte.

República Haitiana.

Santo Domingo 28 de febrero de 1844, año 41 de la Independencia y 2° de la Regeneración.

Henri Étienne Desgrotte, General de Brigada, y comandante de la Plaza y la Común de Santo Domingo.

A los Jefes de la Asamblea Popular de la Ciudad de Santo Domingo.

Ciudadanos, Hermanos y a

Amigos:

El Comandante Uze, el Teniente Bernard Drisse y el Subteniente Mañón fueron delegados por mi cerca de ustedes, para conocer el objetivo de vuestra reunión; ellos me han respuesto que ustedes les han dicho que yo me he anticipado y que iban a escribirme. Son las diez y hasta ahora no he recibido respuesta alguna. Tengan a bien decirme de qué se trata, y hacerme conocer sus intenciones. Yo os saludo en la Patria. Desgrotte». (1)

Pasada la hora antes señalada en el documento de Desgrotte, regresó el Presidente Bobadilla a Santo Domingo desde Monte Grande. «…Y de inmediato condujo con éxito las negociaciones de la rendición de las autoridades haitianas, sacando el mayor provecho de parte del Cónsul francés Saint Denys y del Comandante Militar haitiano Desgrotte». (2).

Una vez retornado el Gobierno y acompañado de los antes sublevados encabezados por Santiago Basora, se produce el documento de respuesta al emitido horas antes por el Gobernador Desgrotte.

«Dios, Patria y Libertad. República Dominicana.

La Junta Gubernativa Provisional de esta Ciudad, al General de Brigada Desgrotte, Comandante del Distrito.

Ciudadano General:

Supuesto que V. nos ha exigido declaremos el motivo de nuestro movimiento, pues que le pertenece de derecho, nosotros por no desviarnos de la senda que ha trazado en todos tiempos la práctica de estos negocios, le contestamos:

Que la privación de nuestros derechos, las vejaciones y la mala administración del gobierno haitiano, nos ha puesto en la firme e indestructible resolución de ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y de nuestros intereses, sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad.

No se sorprenderá V. al oír este lenguaje, cuando contemple toda la justicia que nos acompaña: hijos de nuestra patria, no hay casi uno que goce de sus libertades: exhausto nuestro erario de dinero, a cada paso lo vemos vaciarse en la insaciable ambición de los gobernantes: cuando nos creíamos enlazados por la revolución con vínculos de fraternidad, víctimas de las intrigas, no dominicanos incapaces de tan abominables hechos, hubimos de llorar después de haber coperado con bastante actividad al éxito de la reforma, los encarcelamientos y proscripciones de honrados ciudadanos y virtuosos padres de familias; sufrimos, sin embargo, esperando mejoras que se nos ofrecieran pero ¿en dónde están?…y todavía se nos pregunta ¿con qué objeto los pueblos proclaman su Independencia? A nuestra vez pudiéramos preguntarnos ¿por qué deben los pueblos sufrir un ignominioso yugo?.

Pero no se crea por esto, que los pueblos desean vengarse con odiosas; no jamás. Queremos libertad, igualdad, unión, y que todos los hombres, cualquiera que sea su estado y condición, sean felices bajo la garantía de las leyes. Nosotros os invitamos a reconocer nuestra justa resolución, y jamás podréis arrepentiros.

Francisco Sánchez.- Joaquín Puello.- Remigio del Castillo.- Tomás Bobadilla.-

Manuel Jimenes.-

Ramón Mella.-

Santo Domingo, 28 de febrero de 1844.(3).

«El 28 de febrero de 1844, fue el día de más intensa y angustiosa agitación para la Junta Gubernativa que acababa de ser creada en la Puerta del Conde… Urgía disponer medidas perentorias; la movilización de las tropas colectivas que sin demora debían salir a contener la esperada invasión haitiana, organización del Gobierno de acuerdo al Manifiesto del 16 de enero de 1844, y la adhesión de los demás pueblos de la parte española de la isla a la República recién fundada». (4).

El tercer documento del 28 de febrero de 1844, es el de la capitulación de la Autoridad haitiana, redactado con diez artículos, precisamente en el décimo se invoca lo avanzado de la hora para posponer la entrega de la Plaza de Santo Domingo para el día siguiente, es decir, el 29 de febrero a las ocho de la mañana.

Así se efectuó el 29 de febrero de 1844.

Desgrotte, último Gobernador Militar haitiano de Santo Domingo junto a otras autoridades entregó y se marchó.

Tomás Bobadilla logró dos capitulaciones sin derramamiento de sangre el mismo día 28 de febrero de 1844, 1) la de Monte Grande, con la cual puso fin al ciclo histórico de las sublevaciones de afrodescendientes por su libertad y contra la esclavitud iniciado en 1522. 2) con la capitulación de Desgrotte en Santo Domingo Tomás Bobadilla puso fin a la Dominación Haitiana iniciada por Boyer y continuada por Herard aine.

Bajo el mando de Tomás Bobadilla:

Surge la República Dominicana.

Nace el Estado Dominicano soberano e Independiente.

Dejamos de ser jurídicamente haitianos.

Nació la nacionalidad dominicana.

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