Tinta tibia. Mirada mundial.
Por Domingo Guerrero/México
Natalicio más que centenario hoy de,Octavio
Paz, «Hijo Pródigo» de la dilatada tradición poética y ensayistica de Hispanoamérica, habitué permanente de «La guadalupana» en la Colonia Coyoacán cuando la cantina y el barrió eran el rabioso cantón de la izquierda en el DF. Su obra literaria, su pensar denso y profundo, desde el silencio sabio, esta hoy incrustado como Piedra antigua y preciosa en el centro del Sol intelectual, en el «Signo y el Garabato» de la grafía y la palabra hablada superior del S.XX. El gran pensador orientalista y diplomático mexicano,el cultor de Vasconcelos, tensó el Arco de la creación literaria para que la saeta, venida desde Cervantes, siga surcando los espacios del sueño y el asombro del universo creativo americano a modo de notas musicales hechas de tinta y tiempo, como la Lira que toca su pena y su esperanza. Desde su muerte en aquel Abril de 1998 la Llama Doble de su testa luminosa,ya apagada, nos dejó en El laberinto de una Soledad americana, no de poesía, ensayo y pensamiento, sino de justicia y esperanza la que pudo reclamar desde su sentir de izquierda, la izquierda de su primera etapa que a todos les inspirara José Revueltas, postura ideológico que defendió, no tanto como el primero pues siempre lo imitado es inferior al modelo, como un Águila excitada bajo el Sol.