La entomología forense en la escena del crimen
La entomología forense es una rama de la criminalística que estudia y analiza los insectos encontrados en cadáveres que sean de relevancia en la escena del crimen.
Cuando un cuerpo se encuentra en proceso de descomposición desprende sustancias químicas que resultan ser atractivas para los insectos, es allí donde estos empiezan a colonizar el cadáver y a alimentarse del mismo formando la conocida fauna cadavérica.
No solo son de gran significación los insectos que se encuentren dentro del cadáver, sino que también serán cruciales para fines investigativos forenses aquellos que se encuentren en los alrededores del cadáver.
La tarea del entomólogo forense parte del estudio de los insectos en el lugar de los hechos, donde procederá a recolectar todas aquellas evidencias que ayuden a la reconstrucción y esclarecimiento del hecho ocurrido. El entomólogo forense debe tener en claro que va a recoger en la escena del crimen, como y donde buscar las evidencias, que medios tiene para cumplir con sus funciones, como tratar las superficies y como embalar, transportar o enviar las evidencias.
Si bien es cierto que el patólogo forense en la escena se encarga de las características anatomopatológicas del cadáver, no es menos cierto que este se debe auxiliar del entomólogo forense para poder interpretar con eficacia el establecimiento del intervalo post-mórtem.
Podemos decir que la entomología forense es importante porque nos aporta datos como la fecha de la muerte, el lugar donde ocurrieron los hechos delictivos e inclusive si el cuerpo fue movido de un lugar a otro. Todas estas informaciones se logran gracias al estudio de los insectos encontrados en la escena del crimen.
Generalmente los insectos que aparecerán en un cadáver y sus alrededores dependerán de factores climatológicos, regionales, y temporales. En primera instancia los insectos que aparecen en el proceso de descomposición cadavérica son los dípteros, seguidos por los coleópteros, himenópteros y lepidópteros. Sin embargo, la aparición de estos insectos estará condicionados por la localización del hecho ocurrido.
Se ha verificado que los dípteros como las moscas carroñeras son los primeros en llegar al cadáver en el proceso de descomposición, debido a que poseen un sistema olfativo bastante desarrollado. Usualmente las moscas dejan sus huevos en lugares húmedos del cadáver, que pasan a ser larvas que se alimentan constantemente del tejido blando del cadáver, luego cuanto terminan de alimentarse se van del cadáver y se convierten en pupas, para posteriormente transformarse en insectos adultos. Este ciclo de evolución de la larva de mosca es semejante a la evolución de otros insectos que suelen aparecer en el cadáver. La data de la muerte puede identificarse si se analiza la edad de la larva y su tasa de desarrollo.
Por otro lado, para determinar si un cadáver fue trasladado o no, basta con identificar qué tipo de insectos se encontraban en la escena del crimen, debido a que cada especie de insecto tiene la particularidad de ser oriunda de una región geográfica en específica.
Cabe considerar, por otra parte que a través la entomología forense se puedan realizar estudios toxicológicos post-mortem de un cadáver. Los insectos al momento de alimentarse del cuerpo en proceso de descomposición podrían encontrarse sustancias químicas en ellos y, por vía de consecuencia, sustancias que estuvieron dentro del cadáver. Igualmente pueden realizarse estudios de extracción de ADN humano. Usualmente estos estudios se realizan cuando no han sido posibles realizar otros métodos toxicológicos por vías como la sangre o la orina.
A pesar de la predominancia de insectos necrófagos que ofrecen informaciones relevantes para la reconstrucción del hecho, existen otros insectos llamados oportunistas, que solo usan el cadáver como refugio y no aportan información (como las arañas o ciempiés).
Existen variables que pueden condicionar un estudio entomológico forense, tales como las condiciones climáticas, la humedad, lugar donde se encuentre el cuerpo, la superficie del terreno donde se vaya a realizar el estudio, el estado físico de la persona antes de producirse el fallecimiento (como heridas ante-mortem) o posición del cadáver.
Una vez el perito realice su pesquisa, deberá asegurarse de remitir las evidencias debidamente bien embaladas e identificadas al laboratorio correspondiente para su posterior estudio, y al culminarlo dará paso a la realización de un informe pericial donde se especifiquen los datos del intervalo post mortem, la época del año en que ocurrió el hecho, si el cadáver fue trasladado, verificación de pruebas toxicológicas, análisis de tejidos de insectos, entre otros.
Actualmente, la realidad de la práctica pericial en el área de la entomología forense es controvertida. Aunque la demanda no sea lo suficientemente alta en la República Dominicana, ya sea por falta de conocimiento de origen técnico que prive al sistema de justicia de realizar los peritajes necesarios, debemos seguir abogando por la formación del capital humano que hay en el país en esta área forense, y más por la línea endémica que tenemos en nuestro país, que es caracterizada por una variedad de especies que solo se encuentran en esta región. Debemos estar a la par con los avances científicos en las ciencias forenses para lograr una respuesta institucional eficaz.