Internacionales

Cuando un extranjero nos recuerda nuestra Imagen de País

Por Alex Castillo
Especial OjaDiario/Guatemala

La Imagen de País es la percepción general que comparte un público objetivo acerca de un país, misma que provocará una opinión y le motivará a éste a adoptar una determinada conducta de rechazo o aceptación. Pero, ¿qué pasa cuando un extranjero es el que nos recuerda lo significativo que es para los guatemaltecos este tipo de imagen pública?

Desde hace más de 10 años que llevo estudiando el fenómeno de la Imagen Pública en Guatemala, han aparecido de forma periódica estos personajes de origen extranjero que hacen un proceso de llamado de atención sobre lo mal que estamos manejando nuestra imagen de país, indicándonos los potenciales que tenemos para construir una percepción positiva de nuestra nación a nivel internacional.

Lo que siempre me ha llamado la atención, es que estos personajes publican contenidos en un tono de “JALÓN DE OREJAS” que logran comúnmente ocupar un espacio en nuestra atención a puro golpe perceptual, evidenciando el shock que fue para ellos descubrir que Guatemala “NO ES COMO LA PINTAN” desde sus países.

Regularmente indican que sus primeras vivencias en el país dan cuenta que “GUATEMALA NO ES UN PAÍS VIOLENTO”, “QUE AQUÍ SÍ SE PUEDE VIVIR”, y otras tantas percepciones que se modifican de tal manera que les invitan a quedarse y contarles a los suyos todo lo bonito que es el país. Una especie de venir a DESCUBRIR EL AGUA AZUCARADA.

Lo peor del caso es que estos sucesos se han vuelto ya parte de cómo y cada cuánto percibimos a nuestro propio país, pues el hecho de que alguien nos venga a recordar lo que somos y vivimos despierta a tal punto nuestras pasiones como guatemaltecos que se polariza nuestra opinión a favor y en contra del personaje, pues “ENTRE NOSOTROS NOS PODEMOS HACER PEDAZOS, PERO UN EXTRANJERO NO PUEDE ATREVERSE A TAL INSULTO O APORTE”.

El shock del extranjero regularmente le motiva a pretender darnos clases de marketing y publicidad, sin tener la prudencia necesaria para tomar en cuenta otros factores que impiden que se refleje una imagen positiva de Guatemala en el extranjero, como la falta de recursos, la falta de acuerdo del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) por caminar en la línea de consolidar la construcción y posicionamiento de la marca país, el cerco mediático nacional e internacional que le dice al mundo cómo debe percibirse al país, la posición geopolítica que ocupa el país en la región, entre otros.

Incluso, si ustedes miran ampliamente el comportamiento de las redes sociales, ahora es muy común encontrar blogs, youtubers, instagramers, etc. que en sus historias dan a conocer lugares diversos en donde se puede vivir de una forma más directa la experiencia Guatemala, quienes no se convierten tan fácilmente en noticia en los medios masivos como sí lo hacen los extranjeros.

Esto puede interpretarse como un malinchismo viral-mediático que lo único que pretende es encender los reflectores sobre una percepción superficial del país.

Estos extranjeros responden siempre a un patrón común:

  1. Evidencian el contraste entre lo que Guatemala es y lo que creían que era
  2. Se presentan como influenciadores que evidencian los atractivos del país (en quienes se puede confiar porque no tienen mayor sesgo)
  3. Se atreven a decir con ligereza lo que está bien y mal en el país
  4. Regularmente evidencian su pretensión de convertirse en asesores del país
  5. Presentan que ya han hecho esto varias veces y que le conviene al país
  6. Hablan más de lo positivo y menos de lo negativo
  7. Se ajustan a una visión de lo que vive el extranjero y no de lo que viven los guatemaltecos diariamente
  8. Crea expectación sobre lo que le falta por descubrir del país.

A usted le puede gustar o no lo que hacen estos personajes. Como Consultor en Imagen Pública, me llama la atención el tono con que nos vienen a hablar, que su presencia se viraliza y convierte en noticia rápidamente y que nos despierta el sentimiento de pertenencia al país, vaivenes que solo evidencian una falta de estrategia nacional que canalice estas expresiones espontáneas para capitalizarlas en función de la construcción de una imagen de país que nos ayude a exponer todo lo positivo que tenemos.

Este fenómeno cíclico lo que nos debe motivar es a adoptar medidas que, como personas y empresas, contribuyan constantemente a la configuración de un sentido de unidad nacional que nos haga confluir más, en lugar de convertirse en apariciones distorsionadoras de la realidad que solo contribuyen al divisionismo imperante.

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