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La pandemia COVID -19 y el liderazgo mundial

Por Virgilio López Azuán

Los estragos producidos por la pandemia COVID-19 en todo el planeta han cobrado la vida millones de personas y cientos de millones se han visto afectados. El liderazgo político mundial ha tenido que impulsar estrategias de emergencia para aminorar los impactos en la salud, la producción y la economía, por solo mencionar tres casos. La búsqueda de vacunas para inmunizar la población mundial fue de los grandes desafíos de políticos, científicos, laboratorios, institutos y universidades. Pero todo este esfuerzo enmascara una trama de intereses a escala global. Nadie en estos tiempos hace nada si no está de por medio sacarle algún tipo de ventaja. Nadie mueve un dedo sin sacar partida. Las crisis en todos los casos son aprovechadas por sectores para lucrarse, aunque media humanidad sucumba.
Ese liderazgo mundial nunca había sido puesto a prueba por un fenómeno de salud global. El deprimente papel jugado por el expresidente de los Estados Unidos Donald Trump, de Brasil, Jail Bolsonaro, entre otros, que apostaron a que la COVID-19 era “una gripe pasajera”, hicieron pasar desprevenidos a gran parte de los ciudadanos de esos países que lideran. En un libro publicado por Bob Woodward, famoso por haber destapado el escándalo de Watergate, dijo que “Trump sabía que el coronavirus era ´mortal´ y peor que la gripe, y engañó intencionalmente a los estadounidenses”. Por su lado Jail Bolsonaro expresó que “Todos nos vamos a morir un día, aquí todos van a morir. No sirve nada huir de eso, huir de la realidad”.
Algunos entendidos aseguraron que el liderazgo asumido por los mandatarios que pensaban y actuaban de esa manera era de tipo irresponsable ante lo planteado por los estudios científicos sobre la letalidad del virus. Otros líderes asumieron posiciones más reflexivas en Asia, Europa y América.
La expansión por todo el planeta de la enfermedad les dio la razón a los científicos no solo en la peligrosidad del contagio sino en la letalidad de este virus. Ese liderazgo de esos países tuvo que rectificar sus políticas de salud, del manejo de la producción y la economía, aplicando medidas más drásticas a sus ciudadanos.
¿En qué punto estamos hoy? En el sector económico el mundo enfrenta una importante crisis la cual seguirá impactando por mucho más tiempo a los países pobres, los colectivos humanos han llegado a su máxima tolerancia en cuanto a la prolongación de las medidas restrictivas; otras variantes más letales del virus, como la Delta, están ganando espacios en diferentes países, lo que amenaza con otras olas o puntos altos del contagio; los gobiernos de países poderosos están vacunando masivamente a sus poblaciones como si estuvieran solos en el planeta y les importara poco lo que pase en otros países; el liderazgo político mundial se hace de la “vista gorda” ante el drama de millones de seres humanos contagiados y que mueren por la pandemia, con el mismo ritmo de antes cuando no existían las vacunas. Aunque Brasil, Perú, Uruguay y Chile han reducido ligeramente los contagios, se registra que en Argentina y Colombia hay un aumento de los mismos.
Una de las preocupaciones de la Organización Mundial de la Salud -OMS- es la producción y distribución de las vacunas a todos los países para combatir de forma global el flagelo. Según la Organización Panamericana de la Salud – OPS- de cada diez vacunas administradas en todo el mundo en estos momentos, solamente una se ha administrado en la Región de las Américas. También refiere que “en Paraguay y Jamaica se ha vacunado completamente a menos de 3% de la población, y Honduras y Guatemala aún no han podido proteger a 1% de su población”. Sobre todo esta organización está preocupada por la situación de la pandemia en Haití ante la creciente agitación política e inestabilidad en ese país que han permitido desplazamientos y refugios abarrotados que pueden convertirse en focos de contaminación.
El papel jugado por los países del G-20, como estructura política que concentra las más importantes decisiones en materia de política global, no ha sido el más apropiado en este aspecto. Eso se debe, según los analistas, incluyendo los de la OMS a la avaricia de este liderazgo. Esta pandemia ha servido para reafirmar los más espurios intereses de gobernantes, políticos, empresarios y laboratorios. Todo este entramado solo contribuye a una peligrosa prolongación en el tiempo del virus en los colectivos humanos, que también sería beneficioso para sectores que han hecho de esta pandemia una fuente de enriquecimiento.
Como bien lo ha expresado la Organización Mundial de la Salud – OMS -, es posible ampliar los campos de producción de vacunas en diferentes lugares, como lo ha hecho AstraZeneca que ha dado muestra de que se puede, abriendo laboratorios en Europa, India, Corea, Japón, Australia, y se prepara para abrir otros en África. Los países del G-20 deben sentarse en la mesa de discusiones y articular estrategias con otros países para combatir esta pandemia.
Indudablemente que el pensamiento global de todos los actores políticos, empresariales, productivos, militares, estratégicos, ha sido impactado por la COVID – 19, principalmente ese liderazgo político. Es más, se habla de una politización en los ámbitos sociales del tema de la pandemia. El caso es en los Estados Unidos que tanto demócratas como republicanos, debido a sus filiaciones políticas unos se están vacunando y otros no.
El pensamiento social con respecto a la vacunación ha sido impactado por mitos, religiones, escepticismo, miedo y hasta por ignorancia, dicho de una poco elegante. La resistencia para vacunarse ha encontrado adeptos en altos porcentajes en muchos países.
Toda esta dinámica donde hay que asumir roles de importancia ante una emergencia nos hace preguntar ¿Cuáles escenarios se pueden proyectar a escala global después de superada en gran medida la pandemia? ¿Cuáles escenarios se plantean para Estados Unidos, Asia, Europa, América Latina y África? Estas son preguntas que para su desarrollo serían necesarias hondas reflexiones, análisis y ponderaciones, cosa que no es el objetivo de este artículo. Si solo le damos una mirada a las metas de estos países para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, concluiremos que se verificarán estancamientos y retrasos, principalmente en los países con mayores índices de pobreza, lo que supone un replanteamiento en esos programas quizá hasta el 2040.
No se puede pasar por alto que, de no manejarse adecuadamente el tema de los impactos de la pandemia desde acciones más globales y puntuales, puede preverse que en mediano tiempo podrían verificarse el incremento de los costos de bienes y servicios, incremento de la hambruna, las movilizaciones sociales, los cambios abruptos de gobiernos, el aumento de la criminalidad y los enfrentamientos de potencias por ampliar su liderazgo y establecimiento de hegemonías en territorios impensados.
Es por lo que el liderazgo mundial debe mirar los registros del pasado, donde después de las pandemias, el mundo ha entrado en diferentes tipos de crisis que hoy podrían ser prevenibles.
El autor es Expertos en Estudios Afroiberoamericanos (UCSD-Universidad Alcalá de Henares)

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