ZONA COLONIAL: ESPACIO PÚBLICO Y REPRESIÓN A ARTISTAS
Por: Miguel Oniel Díaz
“La ley permite lo que no prohíbe”, es una máxima del derecho universal consagrado en diferentes cartas magnas. En la constitución nuestra lo dice expresamente el acápite 15 del artículo 40 que consagra el Derecho a la libertad y seguridad personal.
Y pudiéramos pensar que en nuestro país bastan unas cuantas letras en la Carta Magna para que sea respetada la integridad de todas las personas, pero no es así. Al menos no para los artistas que se buscan el pan mientras ofrecen vida y cultura a la histórica calle El Conde. Para ellos, hacer arte a través de performances, música en vivo y teatro en la zona colonial, puede conllevar sobrevivir a las amenazas y el asedio de autoridades que pretenden imponer “su orden” de manera arbitraria, inconstitucional y abusiva.
Pero es que no puede haber orden en un país donde, de un rato a otro, se exigen “permisos de la alcaldía” que no existen, no puede haber institucionalidad cuando “fuerzas del (des)orden” obligan a cumplir normas arbitrarias que no están estipuladas en ningún reglamento, sin los artistas pierde la calle El Conde su esplendor, pero también pierden los artistas que ejercen con miedo a ser detenidos de un momento a otro por hacer arte e intentar ganarse el pan con ello.
El caso puntual más reciente el de dos miembros del colectivo de artistas que hacen vida en la zona colonial: Francisco Calderón, actor e intérprete de pintorescos personajes como el de Charles Chaplin y Cultura Bohemia, músico, desalojados la mañana del viernes 5 de febrero, e impedidos de presentarse y tocar, e incluso siendo amenazados con la retención de sus equipos. Pero no son los primeros y corre por cuenta de la Alcaldía, la Policía Nacional y la Policía Turística (CESTUR) que sean los últimos. Pues hasta que no se establezcan o hagan públicas las disposiciones sobre el uso del espacio público para fines artísticos continuarán los artistas a la merced del criterio del policía de turno.
Y hablamos de disposiciones, pues no pueden establecer las instituciones regímenes excepcionales que establezcan mayores límites a la expresión artística que los que establece la constitución de la República. Toda vulneración y prohibición al artista de expresarse, cuando está fuera de la ley tiene un solo nombre y es duro: represión.
Por esta razón, los artistas exigimos la publicación de un pronunciamiento que haga de conocimiento público la opinión de la Alcaldía del Distrito Nacional sobre el uso del espacio público con fines artísticos, para que sean éstas socializadas con los policías turísticos y demás sectores involucrados, a fin de establecer un precedente, aclarar qué se permite y qué no, dónde sí y dónde no, así mismo como establecer un canal abierto y directo con los artistas de la calle El Conde, es precisamente la falta de comunicación la que obliga a acudir a espacios alternativos, como la prensa, para resolver conflictos que con una comunicación efectiva pueden solucionarse.
Si no existe el marco legal hay que crearlo, pero mientras tanto, serviría de mucho recitar como rezos, a quienes están llamados a poner el orden, el acápite 15 del artículo 40 de la constitución: “A nadie se le puede obligar a hacer lo que la ley no manda ni impedírsele lo que la ley no prohíbe. La ley es igual para todos: sólo puede ordenar lo que es justo y útil para la comunidad y no puede prohibir más que lo que le perjudica”.