Técnica de profiling criminal para el esclarecimiento de crímenes violentos
Por Enersi Georgina Mateo
El profiling o perfilamiento criminal se define como una técnica criminológica que consiste en el estudio exhaustivo de la conducta criminal a partir de los elementos encontrados en la escena del crimen, con la finalidad de identificar a los sospechosos que más se asimilen con la actividad delictiva y su posible localización.
La evolución histórica de esta práctica se remonta a los años de 1880, con la teoría del médico policial George Philips y su modelo basado en el estudio de las heridas, que consistía en la explicación del comportamiento criminal en función de las características de las heridas, con lo cual, según este autor, era posible establecer un perfil del criminal.
Más adelante, esta idea fue sustituida por el modelo de características físicas, con precursores como Ernst Kretschmer y Cesare Lombroso, donde se establecían premisas que clasificaban el perfil criminal a partir de características físicas tales como: La frente hendida y los pómulos prominentes, aspectos sobre la raza, el sexo y región geográfica en el caso de la teoría del criminal nato, o los criminales con enfermedades mentales dentro de las cuales está la teoría del criminal demente.
Actualmente se realiza el perfilamiento criminal en base a la forma en la que se produce el crimen y las evidencias que va dejando el criminal al momento de realizar el delito, igualmente, se realizan perfiles criminales basados en el estudio de agresores conocidos en instalaciones carcelarias, y perfilamiento en base a la ubicación geográfica.
Cabe destacar que, el experto al perfilar debe tomar en cuenta ciertos factores en la escena del crimen que son sumamente relevantes al momento de ofrecernos datos sobre el perfil criminal del posible sospechoso. Estos datos recaen sobre las evidencias que se encuentran en el lugar de los hechos investigados y que guardan relación directa con la persona que lo produce.
En ciertos casos, a los fines de hacer las comprobaciones de lugar y poder completar el perfil criminal de un posible sospechoso, se realizan de manera complementaria la técnica de identificación por medio del ADN de sangre, para respaldar el perfilamiento comportamental del criminal. Igualmente se realizar estudios complementarios de muestras de ADN de semen para el caso de agresores sexuales.
Particularmente ilustrativo sobre esta técnica, se encuentra la realizadas en el perfil de los asesinos seriales, los cuales han sido de gran significación y aporte para la resolución de casos complejos y crímenes violentos.
Los asesinos seriales se dividen en dos tipologías: organizado y desorganizado. El asesino serial organizado tiene un perfil criminal que se caracteriza por ser metódico en la manera en que realiza el crimen, calculador, sociable, elección de víctima o grupo de victimas en específico y buena manipulación de la escena del crimen, por mencionar algunas, mientras que el desorganizado es impulsivo, poseedor de conducta antisocial, presta poca atención a los detalles y suelen dejar mayores evidencias en la escena del crimen. Existen por igual individuos que presentan características mixtas frente a estas dos tipologías.
En adición, el perfilamiento criminal es de suma relevancia al momento de identificar los posibles sospechosos de incendios provocados, donde se formulan los perfiles criminales entre pirómanos e incendiarios, el primero con una necesidad irrefrenable de incendiar, indolencia ante el daño producido, cociente intelectual inferior a la media, personalidad egocéntrica y delirante, mientras que el segundo, en caso de ser un incendiario irracional y no sea cometido por lucro o imprudencia, se caracteriza por tener un mal rendimiento escolar, suelen estar desempleados, viven en el medio rural, son desadaptados y solitarios.
La veracidad o error de lo que detalle el perfilador criminal en su informe, dependerá de su capacidad para demostrar los hechos y evidencias en base a una metodología sedimentada sobre las bases del conocimiento científico. Este debe encargarse de tener amplitud de visión, experiencia y poseer los conocimientos necesarios en ciencias forenses, psicología, anatomía humana, sociología, sistema de justicia criminal, método científico, toxicología, entre otras materias, en aras a lograr un buen perfil criminal donde se presenten informaciones criminales lo suficientemente concluyentes, comprobables y eficaces a los fines del esclarecimiento del crimen.