Por: Santiago Delgado
Recientemente nos pasó por debajo de la franela empapada de sudor, lágrimas y gritos, el día mundial de la desertificación y la sequía, entra estás dos nimiedades se ha colado, el fenómeno del niño quien viene a ser el ingrediente faltante en la sopa de felicidad que hoy vivimos, así con todas las predicciones incluso, las espumas serán poco los dos pesos de agua pedidos a las ánimas en el cuento aquel de Juan Bosch, porque el hombre aún en picos de calor extremos ha sabido sobrevivir, luego que el presidente junto al ministro de medio ambiente.
Y un grupo de alumnos de cercana escuela, en la loma novillero de Villa Altagracia ordenara la siembra de más de un millón de plantas, lugar donde nacen varios ríos y ante los recurrentes incendios naturales o provocados por desaprensivos y la disminución de los niveles de producción agrícola dónde ya el Central Romana estimó que su producción de caña de azúcar disminuyó en casi un millón de toneladas cortas producto de la sequía, proponemos:
1: La creación del Ministerio de cambio climático y desastres
Para atender eventos y catástrofes de forma directa, así se crearán leyes especiales con las que el Ministerio pueda impedir las pérdidas humanas,
2: Que dicho Ministerio aglutine:
a) La oficina de cambio climático
b) La defensa civil,
c) La oficina de Meteorología,
d) El COE. Además que el Ministerio estimule recursos para la siembra de corales en todas las costas del país, y que se persiga tenazmente todo aquel que destruya o queme un manglar, y por último que se le dé con alguna maquina traga plásticos limpieza permanente a los estudios de nuestros ríos
