Artes Marciales

DIA MUNDIAL DEL KARATE

Por. Ygnacio Diogenes Arias (Shihan)

El Budo japonés, el auténtico y verdadero, siempre se ha identificado un poco con la religión, con los dioses y así sus grandes maestros han alcanzado la categoría de «casi dioses» en el país del Sol Naciente. Pero cuando digo religión me refiero, por supuesto, a las religiones de Japón, patria del karate; es decir, al Budismo y al Shintoismo. En efecto, el enfoque y desarrollo del karate ha ido siempre paralelo a estas dos religiones. Sus motivos tiene y, como veremos también numerosos puntos en común que conforman ese paralelismo.

El Budismo, creado por Buda, el «iluminado que fuera Sidarta Gantama», y desarrollado en la India hacia el siglo VI antes de Cristo bajo dogmas marcados por el Brahmanismo, no tiene unas doctrinas fijas, sino que, más bien, puede adaptarse a cada ocasión según la inspiración, como proclamaba el Maestro de la Secta Zen, dentro del Budismo, Muso Kokushi. Así reza en algunos Monasterios Budistas: «Mil monjes, mil religiones».

El Budismo se basa en la meditación y su principal característica podría ser su especial culto a la muerte. En el siglo VI, en el año 538 concretamente, esta religión que ya había pasado a China algunos siglos antes, lo hace ahora al Japón, tras la enorme influencia de Bodhidarma (Daruma) creador del Budismo ZEN. En Japón ya existía otra religión autóctona, el Shintoismo, sin moral, sin filosofía y sin fundamentos.

 El Shintoismo o «Camino de los Dioses» da carácter divino y sagrado a cualquier rama, roca, insecto,… reverencia a los espíritus de los antepasados y de los mayores y su principal objetivo es la armonía con la Naturaleza. Por ello sus meditaciones, ritos purificantes,… tienen como base elementos de ésta, a los que otorgan el carácter de «Kami»; es decir, algo divino, aún sin importancia hasta ese momento. Más tarde, incluso edificarán, a veces, sus templos en remotos lugares en torno al «Kami». !Ah!, el Shintoismo no quiere dar culto a la muerte, a la que margina por no tener vida.

Por eso es muy frecuente en Japón que la gente recurra a las dos religiones, al Shintoismo para momentos alegres (bautizos, bodas,…) y al Budismo en el momento de la muerte. En resumen, el Shintoismo da culto a la Naturaleza y busca la armonía con ella.

BUDISMO Y KARATE

El karate, desde sus comienzos, muy lejanos, en la India y China, ha evolucionado de la mano del Budismo y de Bodhidarma Daruma. Juntos se empezaron a desarrollar en la India, pasaron a China y más tarde al Japón. Pero esa comunión no es casual. Los verdaderos objetivos del karate en ese momento inicial fueron espirituales y mucho tiempo después llega la preparación física. Los monjes budistas, cuyo objetivo es el desarrollo interno, el conocimiento del hombre y de su energía interior necesitaban una base física sana para ejercer su desarrollo interno y espiritual. Esa base, su cuerpo, la cultivaban con ese fin. algo así como «Mente sana en cuerpo sano».

La relación del actual karate con el Budismo es inequívoca, pero a medida que el karate se va desarrollando con su «DO», su objetivo ya no es únicamente físico, quizá por la inevitable influencia del Budismo que tanto tiempo le había traído de la mano. Así, el karate tendría también ese desarrollo espiritual, ese equilibrio interno, como objetivo primario. Equilibrio que trae consigo un estado de verdadera felicidad y placer. Se denomina Estado Zen a este disfrute de paz interior que los monjes budistas consiguen con la meditación. En ese estado se dice que el cerebro genera unas ondas, llamadas Alfa que, curioso, se ha comprobado que grandes maestros de karate las generan también en algunas fases de los katas. Me viene a la memoria en estos momentos una frase con la que los maestros Kenei Mabuni, de karate, y Kishomaru Ueshiba, de Aikido, definen sus respectivos artes: «el karate (Aikido) en el caso de Ueshiba) es Zen en movimiento».

Muchos de los caminos que llevan a un mismo objetivo tienen que tener por fuerza algunas similitudes, puntos cercanos o partes coincidentes. Así, la meditación, como medio primero de interiorización para hallar el equilibrio de uno mismo, y el desarrollo de la energía interior, son obligados pasos o caminos para el común objetivo. Quizá el Shorinji Kenpo, arte que en Japón cuenta con más de 300.000 practicantes, sea una buena síntesis de lo que estoy diciendo. Su composición: karate y Meditación, Meditación y karate. Ohtsuka Sensei, entre otros Grandes Maestros, practicaba también una Meditación complementaria.

En su caso llamada «Ouchaku Zen».

LA PAZ Y ARMONÍA COMO OBJETIVOS

El karate es un gran sistema de Defensa Personal, ayuda a canalizar la agresividad de la persona a través de la gran actividad física que realiza, es un inmejorable sistema para el desarrollo físico, pues pone en juego todos los sistemas del cuerpo y los amplía al tiempo que favorece todos sus funcionamientos. Pero lo principal es que desarrolla la personalidad y el carácter de quien lo practica, como ya decía el Maestro Funakoshi.

 El desarrollo personal y espiritual del individuo, hará que aquel sea positivo para la Sociedad, fin último y objetivo principal según el Maestro Ohtsuka, 10º Dan de karate-Do.

Maestros como Hiroyuki Hamada, Kishomaru Ueshiba, Ohtsuka Sensei, Yamaguchi Gogen y muchos otros, todos ellos grandes figuras físicas, personales y espirituales gracias al karate practicaban asiduamente la meditación como complemento y ayuda al mismo fin y objetivo. Todos ellos tienen en la parte principal de sus Dojos o jardines un altar completado con «kamis» como pueden ser ideogramas japoneses del Estilo Marcial practicado, retratos del creador o antepasado, y algunos otros (símbolos, etc.). Todos ellos buscan primero en sí mismo, en su interior y tratan de conseguir su equilibrio, su paz y su armonía, al igual que los monjes, budistas o shintoístas. Algunas de las formas utilizadas son parecidas, otras diferente, pero todas tiene los mismos objetivos.

MEDITACIÓN Y ENERGÍA INTERNA.

El desarrollo interno y espiritual da además como resultado una energía interior que, después, como la principal cualidad desarrollada por el karate, podrá aplicarse a muchas facetas de la vida. Los monjes y grandes maestros de karate, ayudan al ensanchamiento de esa energía interna con algunas prácticas especiales además de la meditación.

La respiración, como es lógico, juega también un especial papel para que el sistema nervioso extienda su energía.

LOS KATAS, DANZAS EN HONOR DE LOS DIOSES.

Con la indiscutible relación a lo largo de todo su desarrollo entre el karate (con sus diferentes nombres en su evolución) y el Budismo y Shintoísmo, bien podríamos pensar en las katas de karate como en una especie de danzas en honor de los dioses, pues éstas son habituales en estas religiones junto con ritos purificantes, meditaciones, regeneración,… que lleven al contacto espiritual, al contacto entre Cielo y Tierra.

En este sentido es interesante mencionar y observar las primeras fases del kata de karate Naifanchi (Tekki), en las que se realiza un círculo con las manos y tras el que se mira lentamente a un lado y otro antes de iniciar las técnicas. Esto es, para los grandes maestros, una forma de tomar contacto con la naturaleza, conseguir equilibrio con ella y sentir la Unificación del Universo: Shinto puro. La mirada a ambos lados, «Enzan No Metsuke» es la manera de «ver todas las cosas» (aunque signifique «ver las lejanas montañas»), cuyo objetivo es el mismo: contacto con la Naturaleza. Otras partes del karate se han basado desde siempre en la naturaleza, incluso dentro de la parte física de sus técnicas. Así, técnicas como Kakuto, Koken, Tsuruashi, y muchas formas de desplazamiento y equilibrios se basan en los movimientos de los animales. Todo el kata se debe enfocar en contacto con la naturaleza.

El que el karate es un «camino» como cualquier otro, para el objetivo mencionado ya en repetidas veces en este artículo, podemos observarlo quizá con más claridad en el «Tai Chi», arte practicado hoy, por casi toda China, y por el que pasó el karate en una de sus fases evolutivas. En él los movimientos, aún siendo técnicas aparentemente de lucha, son realizados lentamente y buscando en el equilibrio, físico y mental, su único objetivo. es una especie de Yoga chino en movimiento. Es obvio que esos lentos movimientos no tienen como principal objetivo a la lucha física.

DIÁLOGO SI, VIOLENCIA NO

Después de todo esto resultará más fácil comprender cómo y por qué algún Gran Maestro de karate consideraba lo más triste que podía ocurrir a un Budoka el tener que utilizar el karate en la calle. La solución de problemas, para el mismo Maestro, debía ser un diálogo sereno y lógico, aunque ello llevara mucho tiempo, incluso días, o meses. Para él, además, lo que se gana por la fuerza dura poco mientras que lo que se gana por la lógica y el diálogo dura para siempre. Desarrollamos, pues, a través del karate, un corazón limpio y un espíritu y mente imperturbables. La predisposición a base de una vacuidad de mente (Fudochi) será el camino. El Budo debe entenderse más como un medio para «detener» la guerra, que para prepararla. Ahora, también entenderemos mejor que el karate no es un combate contra los demás, sino contra sí mismo. «Shin-Gi-Tai» es la frase japonesa que expresa en síntesis los medios del karate: Espíritu-Mente-Cuerpo. El cuerpo físico es un mero medio a utilizar. En los templos hay, a veces, un pórtico llamado «Torii» precedido por una larguísima escalinata. Dicen que pasar por debajo del Torii es el primer paso para la purificación y para ello es como si el físico debiera sufrir primero, como si fuera un medio a utilizar. El karate físico debe dar paso con el tiempo y el entendimiento al karate espiritual. Una última frase para redondear la idea general de este artículo. Morihei Ueshiba, creador del Aikido y una de las personas más desarrolladas espiritualmente a través del Budo de todos los tiempos dijo: «El que descubra el secreto del Aikido tiene el Universo con él, y puede decir -Yo soy el Universo-«. Aunque esté superdesarrollado, de una energía interior («Ki») enorme que le permitía hacer increíbles hazañas, se refería al Aikido por ser el arte practicado, cualquier parte del Budo, y el karate, por tanto, pude aplicar la frase. Según cuentan los presentes, los movimientos de Ueshiba parecían desarrollarse en un plano diferente a los de sus compañeros, contrincantes en la práctica,… Y ahí está la clave: El «iluminado» Ueshiba se movía en un plano diferente. Traspasaba el plano físico.

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