Literatura

Sobre un amigo llamado libro

Por: Henrri Cuello Ramírez

Para escribir sobre el libro, cualquier libro: literatura, historia, matemáticas, astronomia, no necesito documentarme.

Ni explayarme en una innecesaria digresión teorica acerca del mismo. No. Para escribir sobre esta mágica herramienta llamada « libro», solo debo apelar a mis recuerdos . También a mis emociones. Entonces viajo, en retrospectiva, al pasado remoto de mi primera y segunda infancia. Evoco el texto sagrado, una gigantesca biblia familiar, en papel cebolla, con hemosas ilustraciones interiores, regalo de mi atento padre a mi madre, adventista del séptimo día. En dicho texto aprendí todo lo que sé sobre el cristianismo, desde el génesis hasta las profesias del apocalipsis.

Ya un poquito más grande, comencé con otro tipo de lecturas– si algo bueno habia en la humildad de mi hogar eran libros, cientos, miles libros– y conoci, encerrado en las páginas de uno de ellos, a un hidalgo español llamado Don Quijote de la Mancha, escrito por un tal Miguel de Cervantes, que me hizo llorar de emocion, no tanto por el dulce idealismo del Quijote, sino por la ruda filosofia de su inefable y rechoncho escudero, Sancho Panza….y luego vinieron otras lecturas: Nuestra Señora de Paris, del gran Victor Hugo, el sensible jorobado y su cruel tutor y padrastro, asi como la estrafalaria vida de la gitanita, llena de malicia y gracejo; pero del mismo Victor Hugo leí, con un interés casi filosófico, el librote de Los Miserables, y asistí, conmovido, a la conversión espiritual de su principal personaje, Jean Valjean, y supe también que no hay nada tan malo en este mundo que no tenga su aspecto bondadoso, y viceversa….Pero mi inquieta sed- en verdad insaciable hasta el momento en que escribo estas lineas- de lecturas, no hallaba sosiego, y leía cunta cosa escrita caía en mis manos: La Isla del Tesoro, El anticuario, Rojo y Negro, Nazarin, Cosas Añejas, con cuyo relato, Las vírgenes de galindo, me conmovi enormemente, los cuentos de Bosh, los amos fue una revelación de las desiguadades sociales, La Madre, de Máximo Gorki, Asi se templó el Acero, de autor ruso; La Hora Veinticinco…Decenas, cientos, miles de libros, que a veces leía en el extenso patio de mi casa materna, hasta que la luz del dia escaseaba , y las sombras de la noche empezaban, lentamente, a envolverme, y mi imaginación salía volando, como un pajaro luminoso, en pos de aventuras….He ahí la magia real del libro: la de despertar en nosotros otro tipo de sensibilidad diferente a la sensibilidad que conocemos, la de enseñarnos a ver la vida con otros ojos, la de estimular nuestra imaginación a un grado superlativo, la de ayudarnos a imaginar que nunca estamos solos, a internarnos en otra dimensión desconocida, a atisbar otras posibilidades…

El libro nunca perecera, ni el físico ni el digital, seguirá existiendo más allá de nosotros mismos!

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