Sobre la indiferencia
Por Henrri cuello Ramírez
Vivimos en un mundo marcado por la indiferencia. Valores como el de la sensibilidad humana, la solidaridad social y otros no menos importantes, se han ido difuminando hasta casi desaparecer. Han entrado en un peligroso proceso de licuefacción.
Algunos de estos valores tradicionales, sobre los que se ha fundado la «cultura humana», han ido convirtiéndose en valores liquidos, efimeros, sin apoyatura social.
A nadie le interesan las desgracias del projimo, porque el projimo ha dejado, lenta y paulatinamente, de existir. Y es entendible: en un mundo como éste, los seres humanos han ido perdiendo la esencia de tales. La inseguridad sanitaria, social y ciudadana, nos convierte, cada día más, en seres de granito, vaciados en un molde de enfermiza apatía. En personas desconfiadas, inseguras, económica y socialmente inestables, en fin, en seres humanos endebles, grises y vulnerables.
El prójimo ha dejado de ser nuestro hermano. Quizá lo vemos como nuestro antagonista, nuestro adversario, nuestro competidor, pero nunca como a un parigual. Y no es para menos, un país donde se mata por cualquier cosa, donde se asesina a gente inocente y no inocente, es un país que está involucionando, que ha iniciado una etapa regresiva a la barbarie más primitiva, quizá menos peligrosa que la barbarie de la modernidad y la postmodernidad tan cacareadas, donde el ser humano se ha trocado en una ficha, un codigo o una mera referencia estadistica, menos en lo que realmente es y debe ser: un ser humano auténtico, con tradición, con valores fuertes que defender, con empatía social y sicológica con los demás.
¡Transformar esa indiferencia patológica es la misión que debemos imponernos.!
¡ Manos a la obra!