Miércoles 16, abrir 2025, por Kelvin Isidro Valdez
En medio de una sociedad que se mueve con prisa, esta temporada es ideal para detenernos y preguntarnos qué estamos haciendo por los demás.
Santo Domingo, RD – A lo largo de la historia, la Semana Santa es una de las tradiciones religiosas más significativas en la República Dominicana. Aunque no es lo mismo que años anteriores, igual, durante estos días, el país se sumerge en un ambiente de recogimiento, reflexión y espiritualidad que va más allá de celebración religiosa. Es un momento en el que se recuerda el sacrificio de Cristo Jesús por la humanidad, y por tanto, se convierte en una invitación a mirar dentro de nosotros mismos y replantearnos cómo estamos viviendo nuestras vidas.
Más allá de las costumbres religiosas y culturales que caracterizan esta temporada, la Semana Santa debe ser también una oportunidad para conectar con los valores esenciales del ser humano: el amor, la compasión, la humildad y la solidaridad. Estos días no solo deben vivirse como un simple descanso o una pausa laboral, sino como un tiempo sagrado para renovarnos interiormente.
En medio de una sociedad que muchas veces se mueve con prisa y en donde la indiferencia parece ganar terreno, esta temporada es ideal para detenernos, mirar a nuestro alrededor y preguntarnos qué estamos haciendo por los demás. Ser solidarios no implica grandes gestos; a veces basta con escuchar, ayudar a quien lo necesita o simplemente estar presente para un ser querido. El espíritu de la Semana Santa nos invita precisamente a eso: a ser más humanos, a actuar con amor. como nos dice Gálatas 6:2 “ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.”
Es también una buena ocasión para perdonar y dejar atrás resentimientos. Así como Jesús ofreció su vida como acto supremo de amor, nosotros también podemos dar pasos hacia la reconciliación y el entendimiento. La paz interior comienza cuando somos capaces de mirar al otro con empatía, reconociendo que todos llevamos nuestras propias luchas.
En definitiva, esta semana no debe limitarse a lo tradicional o a lo religioso. Es un llamado a vivir con más conciencia, a redescubrir la esencia de nuestra humanidad y a comprometernos a ser mejores personas. Si cada uno aporta un pequeño gesto de bondad, el entorno que nos rodea puede convertirse en un lugar más justo, más humano y más lleno de esperanza.
