Por: Dr. Ygnacio Diógenes Arias
Santo Domingo, 8 de agosto de 2024
En el vibrante panorama de las artes marciales, pocos nombres resuenan con la misma reverencia y admiración que el del Profesor Juan Hiraldo. Nacido el 20 de junio de 1954 en Santo Domingo, Hiraldo ha dedicado su vida al arte del karate, estableciendo un legado que trasciende fronteras y generaciones.
Hijo de doña Eulalia Florencio y el señor Juan Hiraldo, el maestro Hiraldo ha combinado su pasión por el karate con una carrera profesional en el campo del derecho. Como abogado, ha demostrado ser un pilar de integridad y compromiso, cualidades que también han definido su trayectoria en las artes marciales. Su compromiso con el karate es ejemplificado por su rango de 6to Dan en Shito Ryu, una de las escuelas más prestigiosas del karate japonés, y su rol como Referi Panamericano en los Estados Unidos, destacando su influencia en el ámbito internacional.
El 3 de diciembre de 2016, el Profesor Hiraldo recibió un honor que reflejaba su impacto inigualable en el karate dominicano: su exaltación al Salón de la Fama de la República Dominicana. Este reconocimiento no solo celebró su excelencia técnica y dedicación, sino también su contribución invaluable a la formación de numerosos cinturones negros a nivel nacional e internacional.
Su trayectoria es un testimonio de la influencia positiva que puede ejercer un maestro de artes marciales en sus discípulos y en la comunidad. A lo largo de los años, el Profesor Hiraldo ha formado a una impresionante cantidad de karatecas que han continuado su legado, llevando su enseñanzas a lo largo y ancho del mundo.
Hoy, el Maestro Hiraldo reside en los Estados Unidos con su familia, incluyendo a su esposa, la Dra. Altagracia Hiraldo, y sus hijos Stiven y Katerine. Es digno de mención que su hijo Stiven, cariñosamente apodado «Romeo» por su notable parecido con el artista dominicano de renombre, acompaña a su padre en esta visita especial a la República Dominicana. Este viaje no solo representa una oportunidad para compartir conocimientos y experiencias, sino también para reforzar los lazos con la comunidad que lo vio crecer y florecer.
El Profesor Juan Hiraldo, a lo largo de su distinguida carrera, ha demostrado que el verdadero espíritu del karate va más allá de la técnica y el rango; se trata de cultivar respeto, disciplina y una profunda conexión con los demás. Mientras seguimos observando su influencia en el mundo de las artes marciales, no podemos sino desearle una larga vida y la oportunidad de seguir contribuyendo a este noble arte.
En un campo tan lleno de talento y dedicación, el Profesor Hiraldo se destaca no solo por sus logros, sino por su inquebrantable compromiso con la excelencia y la formación de futuras generaciones de karatecas. Que su legado siga inspirando a todos los que tienen el privilegio de cruzarse en su camino.
