Laudato Si o la apología cristiana de la Madre Tierra
Cuando el ser humano decidió iniciar su viaje por la vida lo hizo considerando su bienestar, valiéndose de métodos benéficos para sus intereses.
Jueves, 5 de noviembre de 2024. Escrito por Heidy Lorenzo
Santo Domingo. D.N- Para el 24 de mayo de 2015, el Papa Francisco firmaba una carta encíclica en cuyas 184 páginas esbozaba la perspectiva ético ambiental del catolicismo. El cántico de las criaturas de San Francisco de Asís la introduce: «Laudato Si, mi Signore»– «Alabado seas, mi Señor».
Esto llama la atención. ¿La religión hablando de ecología? Sí, y también de los actuales patrones de consumo. Benedicto XVI lo hizo antes, cuando llamó a «…corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente» y que cita el propio papa Francisco en el punto 6 de su carta.
Comprar, poseer y consumir parecen ser los principios que predominan en lo que el papa llama “corazón vacío”. Se trata del ser que solo es autorreferencial y que se aísla en su propia conciencia. Dado este contexto, afirma el Papa en el punto 204, no parece posible que alguien acepte que la realidad le marque límites y, por tanto, que tampoco exista un verdadero bien común.
Y es que cuando el ser humano decidió iniciar su viaje por la vida solo considerando su bienestar y valiéndose de métodos benéficos para sus intereses, en perjuicio de los seres coexistentes, comenzó también el fracaso de la humanidad con una innegable proliferación de desigualdad como consecuencia. Y esto lo vemos en un estudio de la OXFAM. Para 2019, el 1% más rico de la población mundial generó el 16% de las emisiones de carbono a nivel global, la misma cantidad que el 66% más pobre. Este 1% consume una mayor cantidad de combustibles fósiles, por ejemplo, a través del uso frecuente de aviones privados; invierte en industrias contaminantes por su interés económico; y ejerce una gran influencia mediática, política y económica que fomenta el status quo.
Sin duda, esto lo siente la naturaleza. O mejor dicho la Madre Tierra, significado literal de la voz quechua “Pachamama”, apelativo que ha parecido exclusivo de los pueblos originarios, pero al que ha recurrido el propio papa en Laudato Sí. Francisco de Asís también la llama “hermana”: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba» . Es la Casa Común, cuyo cuidado está siendo menospreciado por el ser humano, por los gobiernos y las grandes empresas. Pero también por, incluso, la política internacional, que ha caído en lo que el papa ha llamado “debilidad de las reacciones”. Esto, añade, se puede ver en el fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente. Son miles de dólares invertidos en estos eventos en los que no todos los jefes de estado asisten, en los que se acuerdan “acuerdos” inmaterializables y que han tenido a países contaminantes como sede.
Referencia: https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/1-mas-rico-poblacion-66-mas-pobre-consecuencias_21109.