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La República Dominicana y el Peso de la Basura: Un Llamado Urgente al Cambio

Jueves, 5 de noviembre de 2024. Escrito por Ahudelis Vásquez

Santo Domingo. D.N – Desde siempre, he sentido un amor profundo por nuestra República Dominicana. La belleza de sus playas, los verdes de sus montañas y la calidez de su gente me llenan de orgullo. Sin embargo, hay algo que me duele profundamente: ver cómo la basura está destruyendo poco a poco lo que debería ser nuestro mayor legado.

Hoy, generamos unas 14,000 toneladas de residuos sólidos al día. De esas, apenas el 5% se recicla; el resto termina en ríos, calles y mares. Imaginen por un momento las playas de Boca Chica o Bávaro llenas de plástico y desechos, arrastrados por ríos como el Ozama e Isabela. Esa realidad no solo me entristece, también me indigna. Según Ocean Conservancy, el Caribe está entre las regiones más afectadas por la contaminación plástica, y nosotros contribuimos a ese triste título.

Cuando visité el vertedero de Duquesa, me impactó el panorama: montañas de basura, olor insoportable, y personas trabajando en condiciones inhumanas. Más que un lugar de desechos, parecía un recordatorio de nuestra indiferencia. ¿Cómo llegamos a normalizar algo tan grave?

En muchas ocasiones, parece que esperamos que ocurra una tragedia para actuar. Tomemos como ejemplo el río Ozama, una fuente vital que ha sido tratada como basurero durante décadas. Aunque se están haciendo esfuerzos para su recuperación, me pregunto: ¿por qué tardamos tanto en cuidar algo tan esencial?

Sin embargo, no todo es desolador. Iniciativas como Recicla 100+ en Punta Cana y proyectos educativos están marcando una diferencia. Por ejemplo, en algunas escuelas ya se enseña la importancia de reducir, reutilizar y reciclar. Estas acciones, aunque pequeñas, me llenan de esperanza, porque sé que el cambio empieza con pasos firmes.

Es frecuente encontrar basuras en las calles de la República Dominicana

Comparémonos con otros países. En Suecia, más del 96% de los residuos se reciclan. Mientras, San Francisco ha logrado desviar el 78% de su basura de los vertederos. Esto me lleva a reflexionar: si ellos pueden hacerlo, ¿por qué nosotros no?

Pero no basta con comparar; necesitamos actuar. Propongo que la educación ambiental sea obligatoria en nuestras escuelas. Imaginen una generación de jóvenes conscientes de su impacto en el medio ambiente. Además, debemos exigir al gobierno que invierta en centros de reciclaje accesibles y en programas de compostaje. Con el 60% de nuestros residuos siendo orgánicos, podríamos transformarlos en fertilizantes en lugar de desechos.

Como ciudadanos, también tenemos un rol crucial. Desde separar los residuos en casa hasta apoyar mercados locales que promuevan la sostenibilidad, nuestras pequeñas acciones pueden tener un gran impacto.

Es momento de despertar y asumir nuestra responsabilidad. No quiero que mi país sea recordado por su indiferencia ante este problema, sino por cómo supimos unirnos para protegerlo. Si no actuamos ahora, ¿cuándo lo haremos?

Les dejo con esta reflexión: el futuro de la República Dominicana depende de nuestras acciones presentes. ¿Estamos listos para ser parte del cambio?

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