Opinión

Los trastornos mentales y los centros de detención

Por Licda. Enersi Georgina Mateo Luciano

Los trastornos mentales podrían definirse desde el enfoque de dos sistemas estándar de diagnóstico: El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales o DSM y la Clasificación Internacional y Estadística de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud o CIE, los cuales nos vienen a ofrecer una aproximación conceptual más aterrizada.

Según el DSM, un trastorno mental podría definirse como la manifestación individual de una disfunción corporamental psicológica o biológica.

Por su parte, el CIE define al trastorno mental como la presencia de un comportamiento o de un grupo de síntomas identificables en la práctica clínica, que en la mayoría de los casos se acompañan de malestar o interfieren en la actividad del individuo.

Ahora bien, existe una estrecha frontera entre los trastornos mentales y el delito. Jurídicamente, lo que se percibe como un enfermo mental es causa de inimputabilidad por falta de capacidad y voluntad para producir el hecho delictivo en el sistema de justicia dominicano. No obstante a esto, según estadísticas del Departamento de Salud de la Dirección General de Prisiones, en la praxis existen individuos con trastornos mentales en cárceles dominicanas.

Para que la condición anterior se perfeccione, el trastorno mental debe ser total, no puede ser parcial o temporal. Es decir, si una persona que ha cometido un delito es diagnosticada con algún trastorno mental como el uso constante de drogas, trastorno de identidad disociativo o ansiedad (por mencionar algunos) de manera temporal, no es razón suficiente para lograr revestirla de la condición de la inimputabilidad.

Es importante destacar que esta situación es producto de variaciones o diferencias de criterios entre un juez y otro conforme a la libre apreciación y la sana crítica.

Sobre las bases de las consideraciones anteriores, el sistema penitenciario dominicano ha logrado una evolución significativa en la parte infraestructural, no obstante, a nivel sistémico es  cuestionable el manejo que se ha tenido en cuanto al diagnóstico y tratamiento de los internos con problemas de salud mental.

En República Dominicana las enfermedades mentales y la salud mental se encuentran sumamente estigmatizadas,  sin embargo, según estimaciones epidemiológicas del Plan Nacional de Salud Mental 2019-2022, el 20% de la población dominicana sufre de trastornos mentales. Trastornos que van desde la depresión, el uso de drogas o la ansiedad, este último considerado por los investigadores como el más común en la sociedad dominicana.

En nuestro país existe un escaso manejo de la salud mental, de la misma manera subyace una política nacional ineficiente con relación al tratamiento de los internos en las cárceles, su rehabilitación, programas para tratarlos y su reinserción adecuada. No se ha auscultado de manera correcta el tema de la salud mental, ni mucho menos realizado un abordaje correcto en cuanto a la concientización y prevención de este tipo de enfermedades, ni el Estado brindado un presupuesto que de abasto para investigaciones y estudios estadísticos a gran escala que puedan arrojar resultados cuantificables y fiables en cuanto esta parafernalia.

Las practicas de penitenciarismo de antaño deben cambiar, y los tópicos de reinserción social innovarse para poder migrar hacia un sistema penitenciario con estrategias necesarias y suficientes que doten de competencias y herramientas a los internos con enfermedades mentales para lograr la integración real de los mismos en la sociedad.

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