Internacionales

 INDIA Y PAKISTÁN: UN CONFLICTO QUE TRASCIENDE FRONTERAS Y DÉCADAS

Por: Samuel Avila

Ojadiario  junio, 11 2025

Más de siete décadas después de la partición del subcontinente indio, India y Pakistán continúan protagonizando uno de los conflictos más prolongados y complejos del escenario internacional. Lo que comenzó como una disputa territorial tras la independencia de la India británica en 1947, se ha transformado en una lucha multiforme, alimentada por diferencias históricas, rivalidades geopolíticas, tensiones diplomáticas, divisiones sociales y una competencia económica desigual. El conflicto indo-pakistaní, centrado principalmente en la región de Cachemira, sigue siendo un foco de inestabilidad con implicaciones globales.

Una Herida Histórica que No Cicatriza

El conflicto tiene su origen en 1947, cuando la independencia de la India trajo consigo la creación de Pakistán como un Estado islámico separado. La partición provocó desplazamientos masivos, violencia sectaria y más de un millón de muertos. Cachemira, un principado de mayoría musulmana gobernado por un maharajá hindú, se convirtió en el epicentro de la disputa. Desde entonces, India y Pakistán han librado tres guerras convencionales (1947, 1965 y 1999) y numerosos enfrentamientos menores por esta región.

El Acuerdo de Simla (1972) y la Línea de Control (LoC) marcaron una tregua, pero no una solución definitiva. India controla dos tercios del territorio, mientras que Pakistán administra la parte restante, lo que ha generado una pugna constante por el control total de la zona.

Geopolítica Regional: Entre China, EE.UU. y Afganistán

El conflicto indo-pakistaní no ocurre en el vacío. China, aliada histórica de Pakistán, tiene intereses estratégicos en la región, sobre todo con su inversión en el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) que atraviesa territorios reclamados por India. Por su parte, Estados Unidos, tradicional aliado de India en los últimos años, ha mantenido una política ambivalente en busca de estabilidad regional, especialmente durante la guerra en Afganistán.

La rivalidad también impacta en los foros multilaterales. Pakistán acusa a India de violaciones de derechos humanos en Cachemira, mientras que India denuncia a Pakistán por apoyar a grupos terroristas como Jaish-e-Mohammed. La narrativa de la seguridad nacional domina la política exterior de ambos países.

Diplomacia: Diálogo Interrumpido y Gestos Simbólicos

Aunque ambos países han intentado en varias ocasiones restablecer el diálogo bilateral, los avances han sido frágiles y efímeros. La diplomacia se ha caracterizado por intermitentes acercamientos seguidos de nuevas rupturas, especialmente tras atentados terroristas en suelo indio, atribuidos a grupos con base en Pakistán.

El último intento significativo de distensión fue en 2021, cuando ambos países acordaron respetar el alto al fuego a lo largo de la Línea de Control. Sin embargo, desde entonces, los contactos diplomáticos se han visto congelados. La reciente elección del nuevo primer ministro de Pakistán en 2024 generó expectativas de una posible reactivación del diálogo, pero la falta de gestos concretos por parte de ambos gobiernos mantiene el escepticismo.

Impacto Social: Entre la Militarización y la Vida Cotidiana

Las poblaciones de ambos lados de la frontera viven con la constante amenaza de escaladas militares. En Cachemira, el alto grado de militarización ha generado una situación de derechos humanos precaria. Detenciones arbitrarias, restricciones a la prensa, cierres de internet y desplazamientos forzados forman parte del día a día.

En India, el nacionalismo hindú ha aumentado la discriminación contra las minorías musulmanas, exacerbando la polarización social. En Pakistán, el discurso contra India sigue siendo un elemento clave del nacionalismo estatal, pero también una herramienta de distracción frente a sus propias crisis internas.

Economía: Un Conflicto que Cuesta Caro

La enemistad ha tenido un alto costo económico para ambos países. India, pese a ser una de las economías emergentes más grandes, dedica importantes recursos a la defensa. Pakistán, con una economía más frágil, también ha priorizado el gasto militar sobre la inversión en salud, educación y desarrollo social.

Las relaciones comerciales entre India y Pakistán están prácticamente paralizadas desde 2019, lo que impide un aprovechamiento del potencial económico regional. Los analistas estiman que una paz duradera podría incrementar el comercio bilateral en miles de millones de dólares anuales y facilitar la integración surasiática.

Perspectivas Actuales: Un Conflicto del Siglo XXI

En 2025, el conflicto continúa siendo alimentado por discursos populistas, tensiones religiosas y estrategias de poder regional. Sin embargo, también surgen voces jóvenes en ambos países que claman por paz, cooperación y entendimiento. La tecnología, la educación y el activismo social están contribuyendo a crear puentes en lugar de muros.

El papel de organizaciones internacionales y actores regionales será clave en los próximos años. La ONU, la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái) y los países del Golfo podrían desempeñar un rol más activo en la mediación, aunque la solución definitiva sigue dependiendo de la voluntad política de Nueva Delhi e Islamabad.

El conflicto entre India y Pakistán no es sólo una disputa por territorios; es una confrontación compleja entre narrativas históricas, aspiraciones geopolíticas y realidades sociales. Mientras no se aborde desde un enfoque integral que incluya el respeto a los derechos humanos, la desmilitarización progresiva y el fomento del desarrollo común, seguirá siendo una bomba de tiempo en el corazón de Asia. La paz es posible, pero exige valentía política y voluntad de cambio en ambos lados de la frontera.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba