El Nuevo Mandato de Luis Abinader: ¿Una Continuación del Estancamiento?
Por: Dr. Ygnacio Diógenes Arias
OjaDiario viernes 16 de agosto 2024
La toma de posesión del Presidente Luis Abinader en el teatro nacional espero no le afecte y continúe con una obra teatral consecutiva para un segundo mandato, Aunque la ceremonia de inauguración estuvo cargada de discursos optimistas y promesas grandilocuentes, la realidad que enfrenta la República Dominicana es compleja y desafiante. A medida que el nuevo gobierno se instala, surgen preguntas críticas sobre si las promesas se traducirán en soluciones reales o si simplemente veremos una continuación del estancamiento que caracterizaron el ultimo cuatrienio.
El costo de la canasta familiar sigue siendo una preocupación urgente. Durante el primer mandato de Abinader, a pesar de algunas medidas superficiales, el impacto en la vida diaria de los ciudadanos fue limitado. Los precios de alimentos básicos, medicinas y servicios esenciales siguen en aumento, y las políticas anunciadas hasta ahora parecen insuficientes para revertir esta tendencia. Las declaraciones del gobierno sobre el control de la inflación y la reducción de precios han resultado ser más retóricas que efectivas, y muchos se preguntan si esta administración realmente tiene la capacidad y el plan para abordar este problema de manera significativa.
La crisis en el sector educativo es otra área donde el gobierno ha mostrado un compromiso superficial. Aunque se han anunciado reformas, la realidad en las aulas y las escuelas sigue siendo desalentadora. La falta de inversión real en infraestructura, capacitación de maestros y recursos educativos continúa afectando la calidad de la educación. Las reformas educativas prometidas parecen haber sido más un punto de campaña que una serie de acciones concretas, y el sistema educativo sigue fallando en ofrecer a los estudiantes una educación adecuada y equitativa.
En el ámbito energético, el sector eléctrico sigue siendo un desastre crónico. Los apagones frecuentes y las ineficiencias del sistema no han sido resueltos, a pesar de las promesas de modernización y reformas. Las inversiones en infraestructura eléctrica han sido insuficientes, y la falta de una estrategia integral para abordar las pérdidas y mejorar la eficiencia del sector continúa siendo un obstáculo significativo. La administración de Abinader necesitará hacer mucho más que anuncios para cambiar la situación de manera efectiva.
La posible reforma constitucional bajo el nuevo mandato plantea serias preocupaciones sobre los verdaderos motivos detrás de estas modificaciones. Las reformas que buscan consolidar el poder presidencial o beneficiar a intereses particulares son motivo de alarma. Además, la creciente dependencia de nuevos préstamos para financiar el déficit plantea preguntas sobre la sostenibilidad de la deuda. Con un endeudamiento creciente y la falta de un plan claro para el pago de estos préstamos, la carga financiera sobre la población dominicana sigue aumentando sin soluciones visibles.
La crisis en Haití sigue siendo una bomba de tiempo que impacta directamente a la República Dominicana. El enfoque del gobierno hacia la crisis haitiana ha sido tibio y poco efectivo, lo que ha generado tensiones en la frontera y en las comunidades fronterizas. Las políticas hasta ahora parecen carecer de una estrategia clara para manejar el flujo migratorio y los problemas asociados, lo que podría exacerbar la crisis humanitaria y de seguridad en la región.
El sector del transporte en el país sigue siendo un ejemplo de la falta de progreso tangible. Las promesas de mejorar la infraestructura y los sistemas de transporte han sido mayormente incumplidas. Las carreteras deterioradas y el transporte público ineficiente siguen siendo problemas persistentes, y las inversiones prometidas parecen haber sido insuficientes para abordar estas cuestiones de manera efectiva.
Mientras Luis Abinader asume su segundo mandato, la población dominicana está observando de cerca para ver si esta administración finalmente aborda los problemas estructurales que han sido ignorados por años. Las promesas hechas durante la campaña deben ser respaldadas por acciones concretas y resultados tangibles. La continua falta de progreso en áreas clave como el costo de vida, la educación, la energía y la infraestructura refleja una administración que puede estar atrapada en la misma inercia que sus predecesores. La necesidad de una verdadera reforma y de soluciones efectivas es más urgente que nunca, y el país no puede permitirse otro período de estancamiento y decepción.