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EE.UU. y China renuevan acuerdo de ciencia y tecnología con nuevas restricciones

Viernes, diciembre 12, 2024. Kelvin Isidro

Washington, Estados Unido. EE.UU. actualizó un acuerdo de ciencia y tecnología con China, vigente desde 1979, para reflejar las crecientes tensiones y salvaguardar su seguridad nacional. Este nuevo convenio, firmado tras meses de negociaciones, se centra exclusivamente en investigación básica y excluye el desarrollo de tecnologías críticas como inteligencia artificial y computación cuántica.

El Departamento de Estado destacó que el acuerdo incorpora mayores protecciones de propiedad intelectual, medidas de seguridad para los investigadores y nuevos mecanismos de transparencia y reciprocidad. Aunque el acuerdo amplía la cooperación por cinco años, tiene un alcance más limitado que sus versiones previas, adaptándose a la evolución de las relaciones bilaterales y al ascenso de China como potencia tecnológica.

Historia y contexto

El primer acuerdo de este tipo se firmó en 1979, cuando China buscaba modernizarse y Estados Unidos deseaba contrarrestar la influencia soviética. Sin embargo, el contexto actual ha cambiado radicalmente, con China emergiendo como un rival tecnológico. La última renovación significativa del acuerdo ocurrió en 2018, pero en 2023 y 2024 se realizaron extensiones temporales mientras se negociaba la nueva versión.

Donald Trump y Xi Jinping, presidentes de EE.UU. y de China

En los últimos años, la cooperación científica se ha enfriado debido a preocupaciones sobre espionaje chino y restricciones impuestas por Estados Unidos, incluyendo la prohibición de exportar chips avanzados y limitar inversiones en tecnologías sensibles. Programas previos, como uno introducido durante la administración de Donald Trump, buscaban frenar estas amenazas, aunque algunos terminaron siendo criticados por generar discriminación racial.

Opiniones y perspectivas

Mientras algunos críticos, como el representante republicano Andy Barr, consideran que estas colaboraciones históricas beneficiaron desproporcionadamente a China, otros, como el demócrata Gregory Meeks, argumentan que también han aportado beneficios globales, como avances en salud y medio ambiente. Sin embargo, Meeks apoya una supervisión más estricta del Congreso para asegurar que los proyectos bajo el nuevo acuerdo se alineen con los intereses de Estados Unidos.

Conclusión

El nuevo acuerdo equilibra la necesidad de cooperación científica con las exigencias de proteger la seguridad nacional. Aunque el enfoque es más limitado, se establecen medidas que buscan mantener una relación funcional en un contexto de rivalidad tecnológica cada vez más intensa.

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