Cultura

El sendero

Especial OjaDiario

 por Fidel Eguizábal

Cuando estás a punto de echar alas en la vida para conquistarla, te encuentras con un sendero, el cual se deslumbra que es fácil o difícil recorrerlo. Empero, te encontrarás con un valladar de incertidumbres.

El sendero que haz puesto en tus metas, está marcado intrínsecamente desde que te formaste en tu hogar. Aprendiste: valores, consejos, tardes de conversación en el sofá junto con tus padres y hermanos; cenas en la mesa del comedor, en donde platicaban de la vida, del amor, de los proyectos, del estudio y tantas tertulias.

El sendero para los campesinos es diferente, para ellos, la vida es contemplar un campo lleno de frutos, los cuales fueron cultivados con sacrificios. La aurora canta anunciando que es momento de ir a cultivar, momento de echar la semilla en los surcos.

Los estudiantes forjan su destino, el sendero se hace fácil cuando se planifica, cuando se visualiza la disciplina, la perseverancia y pasión por aprender. No importa las vicisitudes de las noches de desvelo y los días tediosos de clases. Lo importante es forjar el futuro. Cada quien se lo forma; cada quien tiene atrás una o varias personas que le están edificando su destino.

El sendero para el nuevo matrimonio inicia con mieles y afecto; amor y fidelidad. El sendero se vuelve tormentoso cuando se va esfumado el amor, cuando no hay respeto y cordialidad. Para que el sendero sea sin tropiezos. Hay que cultivar la humildad, comprensión y espiritualidad.

El sendero para los que por primera vez buscan un empleo, para los que buscan crear su negocio. Cada quien forja su destino y, el éxito será tener lealtad a la empresa, dedicarse con pasión a la labor diaria. Eso sí, el sendero se sentirá sin cansancio si el jefe es amable y cumple los valores empresariales.

El sendero para el que lucha por sacar adelante a la familia, el que de sol a sol forja cada día la faena para llevar el alimento diario al hogar.

El sendero para los olvidados, para los enfermos mentales, para los enfermos sin cura, para los condenados de por vida en las cárceles, para los que se ahogaron en los sueños por buscar nuevas tierras de libertad. Para ellos es diferente, es un calvario más duro por enfrentar.

Nadie puede edificar el sendero propuesto, dibujarlo sí, pero transformar el diseño, en realidad es cuestión de cómo se enfrenten los retos. El sendero de la vida no es buscar el premio de la lotería; eso es diferente para el que logró triunfar sin necesidad de terceros o leyes de probabilidades.

El sendero para el poeta olvidado en el parque, el que se puso a gritar a todos los vientos sobre: la vida, el amor, la libertad, el fracaso, el triunfo, el odio y el amor. Su sendero se ilumina si un tan solo ser humano lee sus versos.

El sendero para el niño que inicia sus primeros pasos, él ve diferente la vida. Colores, cuentos y fantasía le acompañan; luego irá aprendiendo que en la vida se van escalando triunfos y derrotas. Nadie puede alegar y regocijarse que solo alegrías tuvieron en su sendero.

El sendero para aquel que no le haya sentido a la vida y está dispuesto a renunciar a las metas personales. A ese, a ese sin rumbo en la vida, hay que animarlo, hay que abrazarle y decirle que la vida es hermosa; que la vida, aunque sea en pobrezas o en dificultades, se debe agradecer.

Y, todavía dices que no existe Dios, cuando has triunfado, cuando tu sendero fue de frutos, aplausos, medallas y trofeos. Tienes que arrodillarte y darle gracias al que cuidó tu sendero; tienes que darles las gracias al que te hizo feliz, a tus padres, a tus hermanos, al que siempre estuvo pendiente de ti.

¿Sendero de rosas o de espinas? Estriba en el tipo de vida que quieras llevar. Si, en el instante que sientas que te has desviado de sendero y quieras cambiar el rumbo, nada más gira la vista y empieza de nuevo.

Eso sí, que el tiempo no te vaya a dejar sin sendero por recorrer. Edifica tu propio sendero y toma ejemplos de los que supieron llegar al final y triunfar.

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