por Feliciano Laureano
Por si alguien la ignora sin saber que lo hace; pues, que surque el espacio del tiempo y diga sus huellas, porque, nada pasa desapercibido si se percibe que pasó.
Hoy tenemos su ejemplo emancipador de mantener una constante concatenación de actividades, que han desafiado la moral de esta joven la cual ha sabido caminar alrededor del abismo sin caer en él.
Ha cabalgado más allá de las fronteras internacionales, donde también ha florecido dejando la efervescencia de su perfume como señal de crecimiento.
No es óbice para ella su languidez económica, para tronar desafiante de defensa de la fauna anidando entre la flora y nadando entre los ríos que serpentean por las montañas de linaje verde; aquellas que juegan al maridaje cuando son besadas en su cúspide por las nubes que rumian la libertad espacial, mientras la tarde se agota en la boca del crepúsculo .
Allí encontramos, sin importar el lugar ni la hora, a esa joven mujer llamada Insaproma y significada: Instituto de Abogados para la protección del Medio Ambiente; sí, allí, en cada rincón del país sembrando la filantropía internacional.
Esa joven ya cumple los 20 años hollando con cada paso los 48442 Km2 de la media isla y secando el rocío de las faldas de las cordilleras, para que llueva el alba, que con un concierto de pajaritos, anuncia la vida del país y el natalicio de Insaproma.
